lunes, 19 de enero de 2004

Volvamos a la Plaza

La reforma tributaria impulsada por el intendente Zúccaro y apoyada por la casi totalidad de los miembros del HCD está comenzando a despertar críticas. Antes de su aprobación, sólo 2 entidades manifestaron su reparo a la norma: la Sociedad de Fomento Villa Alpina II y FedePil.

Sin embargo ahora, y a medida que la sociedad comienza a informarse de lo que tendrá que pagar en concepto de tasas municipales, su ánimo va girando de la duda inicial al desconcierto.
Casi nadie está en desacuerdo con el espíritu de la reforma, que consiste en cobrar básicamente en función de la valuación fiscal de las propiedades en vez de hacerlo por los metros de frente, como había sido hasta ahora.
Pero una cosa es aceptar el criterio de determinación de la base imponible, y otra muy distinta es aceptar la justicia y equidad de los montos así calculados.

Algunos Ejemplos
Muchos de los vecinos de Villa Alpina II que pagaban cuotas de seis pesos, pasarán a pagar ahora alrededor de veinte!.
Una parcela rural de 1,4 hectáreas sobre la ruta 25, destinada a vivienda unifamiliar, cuya última cuota del 2003 fue de menos de cien pesos, ahora tendrá que pagar cuotas de cuatrocientos!.
Otras familias, habitantes de un barrio cualquiera del partido que hubiera estado pagando 10 pesos, posiblemente deba pagar ahora unos cuarenta pesos; ¿de dónde sacará los 30 pesos que tiene que pagar de más?.

Plata quemada
Para cerrar mejor este círculo perverso, se sabe ahora que la mayor recaudación que el gobierno espera lograr no irá totalmente a financiar obras imprescindibles de infraestructura vial, o sanitaria. Desgraciadamente no. Según se confirmó la semana pasada, el mayor sacrificio de los contribuyentes irá a parar a los bolsillos de más de cien nuevos funcionarios políticos.
El propio intendente dijo que con los 1800 empleados con que el Dr. Bivort dejó al municipio, sobraba gente; y con esa afirmación, justificó su decisión de despedir a centenares de trabajadores, aunque luego aceptó que en muchos casos, los telegramas de despido habían sido enviados "por error", y que muchos de los puestos que sí quedaban vacantes, serían cubiertos a partir de febrero (del ingreso por concurso no dijo nada).

¿Volveremos a la Plaza?
Las últimas elecciones le brindaron al intendente gran cantidad de votos, y una encuesta reciente de El Diario le asignó el 59% de imagen positiva. Pero medidas como la reforma tributaria, y el aumento en el número de funcionarios políticos, lo harán perder su buena imagen primero, y sus votos después.
La sociedad exige hoy que se evite imponer una mayor presión fiscal sobre el sector privado y que se empiece a trabajar de una vez por todas en un serio ajuste de las cuentas municipales. De no cumplir esa exigencia, es posible que muchos vecinos decidan aceptar la invitación del intendente Zúccaro, y como en aquel verano de 2001, cuando el gobierno anterior pretendió imponer su reforma, vuelva a la Plaza.



Confiscatorio
Suponiendo que para ayudarse a pagar el aumento la familia del ejemplo 2 decidiera "hacer producir" su parcela, alquilándola para cultivar hortalizas —actividad muy común en esa zona de Pilar—, obtendrían una renta, en el mejor de los casos, de 100 pesos mensuales, de modo que no les alcanzaría ni siquiera para afrontar el impuesto municipal (sin hablar del impuesto provincial).




Poder adquisitivo
Para quienes tienen ingresos fijos —un sueldo—, los últimos 10 años han transcurrido sin recibir aumento alguno (un trabajo de la Universidad Di Tella muestra que los salarios nominales promedio en el sector privado habrían caído desde 1994 más del 10%).
Por ejemplo, quien en 1994 trabajaba por un sueldo de bolsillo de 850 pesos, seguirá hoy, si tuvo la suerte de conservar su puesto, recibiendo los mismos 850 pesos de entonces. Sin embargo, desde la salida de la convertibilidad en enero de 2002, la canasta básica de alimentos aumentó un 75%. Esto quiere decir que el vecino que durante los años 1994 a 2000 destinó unos 500 pesos para alimentar a su familia, hoy debe gastar, comprando lo mismo, 875 pesos.

Volvamos a la Plaza

La reforma tributaria impulsada por el intendente Zúccaro y apoyada por la casi totalidad de los miembros del HCD está comenzando a despertar críticas. Antes de su aprobación, sólo 2 entidades manifestaron su reparo a la norma: la Sociedad de Fomento Villa Alpina II y FedePil.

Sin embargo ahora, y a medida que la sociedad comienza a informarse de lo que tendrá que pagar en concepto de tasas municipales, su ánimo va girando de la duda inicial al desconcierto.
Casi nadie está en desacuerdo con el espíritu de la reforma, que consiste en cobrar básicamente en función de la valuación fiscal de las propiedades en vez de hacerlo por los metros de frente, como había sido hasta ahora.
Pero una cosa es aceptar el criterio de determinación de la base imponible, y otra muy distinta es aceptar la justicia y equidad de los montos así calculados.

Algunos Ejemplos
Muchos de los vecinos de Villa Alpina II que pagaban cuotas de seis pesos, pasarán a pagar ahora alrededor de veinte!.
Una parcela rural de 1,4 hectáreas sobre la ruta 25, destinada a vivienda unifamiliar, cuya última cuota del 2003 fue de menos de cien pesos, ahora tendrá que pagar cuotas de cuatrocientos!.
Otras familias, habitantes de un barrio cualquiera del partido que hubiera estado pagando 10 pesos, posiblemente deba pagar ahora unos cuarenta pesos; ¿de dónde sacará los 30 pesos que tiene que pagar de más?.

Plata quemada
Para cerrar mejor este círculo perverso, se sabe ahora que la mayor recaudación que el gobierno espera lograr no irá totalmente a financiar obras imprescindibles de infraestructura vial, o sanitaria. Desgraciadamente no. Según se confirmó la semana pasada, el mayor sacrificio de los contribuyentes irá a parar a los bolsillos de más de cien nuevos funcionarios políticos.
El propio intendente dijo que con los 1800 empleados con que el Dr. Bivort dejó al municipio, sobraba gente; y con esa afirmación, justificó su decisión de despedir a centenares de trabajadores, aunque luego aceptó que en muchos casos, los telegramas de despido habían sido enviados "por error", y que muchos de los puestos que sí quedaban vacantes, serían cubiertos a partir de febrero (del ingreso por concurso no dijo nada).

¿Volveremos a la Plaza?
Las últimas elecciones le brindaron al intendente gran cantidad de votos, y una encuesta reciente de El Diario le asignó el 59% de imagen positiva. Pero medidas como la reforma tributaria, y el aumento en el número de funcionarios políticos, lo harán perder su buena imagen primero, y sus votos después.
La sociedad exige hoy que se evite imponer una mayor presión fiscal sobre el sector privado y que se empiece a trabajar de una vez por todas en un serio ajuste de las cuentas municipales. De no cumplir esa exigencia, es posible que muchos vecinos decidan aceptar la invitación del intendente Zúccaro, y como en aquel verano de 2001, cuando el gobierno anterior pretendió imponer su reforma, vuelva a la Plaza.



Confiscatorio
Suponiendo que para ayudarse a pagar el aumento la familia del ejemplo 2 decidiera "hacer producir" su parcela, alquilándola para cultivar hortalizas —actividad muy común en esa zona de Pilar—, obtendrían una renta, en el mejor de los casos, de 100 pesos mensuales, de modo que no les alcanzaría ni siquiera para afrontar el impuesto municipal (sin hablar del impuesto provincial).




Poder adquisitivo
Para quienes tienen ingresos fijos —un sueldo—, los últimos 10 años han transcurrido sin recibir aumento alguno (un trabajo de la Universidad Di Tella muestra que los salarios nominales promedio en el sector privado habrían caído desde 1994 más del 10%).
Por ejemplo, quien en 1994 trabajaba por un sueldo de bolsillo de 850 pesos, seguirá hoy, si tuvo la suerte de conservar su puesto, recibiendo los mismos 850 pesos de entonces. Sin embargo, desde la salida de la convertibilidad en enero de 2002, la canasta básica de alimentos aumentó un 75%. Esto quiere decir que el vecino que durante los años 1994 a 2000 destinó unos 500 pesos para alimentar a su familia, hoy debe gastar, comprando lo mismo, 875 pesos.

viernes, 9 de enero de 2004

Las dictaduras cercenan la libertad de prensa

La publicación el pasado miércoles de la columna de opinión titulada “Los peligros de una dictadura municipal”, escrita por el conductor de “Plaza de Noticias” Diego Gómez, molestó al intendente municipal de tal modo que lo llamó personalmente a la radio para reprocharle al aire el término “dictadura”, y expresarle que no le permitía que se refiriera así a su gobierno.

Es una pena que el intendente Zúccaro haya tenido una actitud tan reprochable. Él —como jefe del gobierno local— es el encargado de cumplir con nuestro mandato, que no sólo se expresa a través del voto, sino también a través de otros medios, entre ellos la prensa, que se supone goza de libertad.

La libertad de prensa tiene un rol esencial en el funcionamiento del sistema democrático, y así lo establece la Constitución Nacional. No lo hace para proteger en sí a los medios de prensa o a quienes trabajan en ellos, sino que lo hace para asegurar el cumplimiento de las garantías constitucionales para el conjunto de la sociedad.

Así, hechos de corrupción destacados como las coimas en el senado, no hubieran sido nunca conocidos de no ser por los medios de difusión. Porque no son ellos —como tampoco lo es, por cierto, el autor de la columna de opinión— los que generan la sensación de que en Pilar se está estableciendo una dictadura.

Paradójicamente, es el mismo intendente quien abona esa percepción, puesto que impulsó una reforma tributaria calificada de “impuestazo” sin permitir que la sociedad tenga tiempo de debatirla, acordó con Luis Patti la designación de la defensora del pueblo, en lugar de propender a que el HCD nombre a alguien de verdad independiente, dejó sin trabajo a centenares de empleados municipales (no porque “sobre gente”, sino para hacer lugar a “su gente”) desechando el mecanismo transparente del concurso que había implementado el Dr. Bivort; además, ya desde su campaña, tuvo expresiones poco felices como las pronunciadas en el Club Unión: “Pilar para los pilarenses. Los foráneos no tienen nada que hacer en el municipio”, o la más reciente “no quiero ver al camión en el kilómetro 50” (refiriéndose al camión odontológico enviado por el gobierno provincial).

Y finalmente, como broche de oro a tan extensa lista de actitudes —en mi opinión desacertadas—, el intendente no tolera que una nota de opinión se titule de una manera que a él no le agrada. Cuando los medios desarrollan artículos a favor de sus intereses políticos o ideológicos, está todo bien, pero cuando alguno le resulta adverso para esos intereses, o para el prestigio social al que aspira, procura intimidarlo y descalificarlo.

En otra circunstancia, el abogado constitucionalista Gregorio Badeni se refirió a dicha actutiud —tan frecuente en gobernantes y en figuras públicas— en los siguientes términos: "Se trata de una situación realmente patológica, porque si bien en teoría todos ellos se proclaman fervientes partidarios de la libertad de prensa, perduran en sus mentes los resabios de la cultura autoritaria que durante décadas imperó en el país, cultura que a veces añoran, basada sobre la intolerancia y el odio que propicia la censura o la autocensura para contar con una prensa obsecuente, desprovista de la más elemental independencia."
El gobierno cuenta con enormes ventajas para sacar al distrito de la situación en la que se encuentra: todos los sectores sociales, como nunca, han manifestado su voluntad de acompañar a la nueva gestión, el propio intendente ha sabido rodearse de gente con un alto prestigio social (aunque tiene algunos colaboradores que no cuentan con esta condición), y las finanzas municipales —a fuerza de una mayor asignación de fondos coparticipables y de una mejora en la recaudación propia— le brindan la posibilidad de "alcanzar el bronce".
Zúccaro es un político hábil que ha dado muestras de que sabe tomar las decisiones que se necesitan, aunque se tenga que enfrentar a algunos focos de resistencia de quienes no desean perder ningún privilegio.

Pero tantos dones se le diluirán como agua entre las manos si ahora, a un mes de haberse convertido en el "Intendente Zúccaro", no deja definitivamente la campaña de lado, y permite que nosotros, los gobernados, decidamos con absoluta libertad que su gobierno no merece ser llamado dictadura.

miércoles, 7 de enero de 2004

Intendente Zúccaro, el peor de todos

La encuesta publicada el domingo pasado por El Diario, en la que se comenta la buena imagen que, a 25 días de su asunción tiene Humberto Zúccaro, encierra una lectura diferente a la que se hace en el desarrollo de la nota.

No deja de ser meritorio que partiendo de un piso cercano al 40% (el porcentaje de votos que obtuvo el 14 de septiembre), hoy la imagen positiva del Intendente alcance casi un 60%; ello indicaría que ha logrado, en casi cuatro meses de aquél entonces, convencer a un importante número de pilarenses que en el cuarto oscuro, ese Domingo de otoño no eligieron la boleta de la lista 2.

Sin embargo, los amores y odios que despierta una nueva gestión siempre se inclinan, en los primeros meses, y con rigurosidad casi matemática, hacia el platillo del amor: así, hasta el mismísimo De la Rúa supo alcanzar en pocos meses de gobierno una imagen positiva cercana al 80%, que vista desde diciembre de 2001 parecería un guarismo sacado de un cuento de Ray Bradbury.

Pero agrupando los resultados de la encuesta de una manera habitual (sin considerar la opción "no sabe / no contesta" como válida), en imagen positiva (respuestas "muy buena" y "buena"), regular o neutra y negativa (respuestas "mala" y "muy mala"), quien obtiene una amplia ventaja sobre Zúccaro es el Dr. Ernesto van der Kooy, que así considerados los resultados, alcanza una imagen positiva del 67% contra 62% del intendente.

Y como contrapartida, van der Kooy padece de sólo un 18% de imagen negativa, contra un 22% de Zúccaro; este último porcentaje posiciona al intendente en el peor lugar.
Sin duda que la gran desventaja de van der Kooy es el alto grado de desconocimiento de su persona por parte de la población, al menos de acuerdo a las respuestas de los 200 pilarenses encuestados. Claro que esa desventaja es relativa porque —campaña mediante—, podría recibir un apoyo más que proporcional de quienes hoy "no saben / no contestan", con lo que tendría todo por ganar.

El Intendente Zúccaro, en cambio, está hoy en un lugar desde el que, cometiendo una suerte de "discriminación estadística", creo que comenzará a transitar un camino descendente. Claro que de ser así, estará en su autoelogiada capacidad de gestión el lograr que la "cuesta abajo" (y por el bien de todos nosotros), sea lo menos pronunciada posible.

Intendente Zúccaro, el peor de todos

La encuesta publicada el domingo pasado por El Diario, en la que se comenta la buena imagen que, a 25 días de su asunción tiene Humberto Zúccaro, encierra una lectura diferente a la que se hace en el desarrollo de la nota.

No deja de ser meritorio que partiendo de un piso cercano al 40% (el porcentaje de votos que obtuvo el 14 de septiembre), hoy la imagen positiva del Intendente alcance casi un 60%; ello indicaría que ha logrado, en casi cuatro meses de aquél entonces, convencer a un importante número de pilarenses que en el cuarto oscuro, ese Domingo de otoño no eligieron la boleta de la lista 2.

Sin embargo, los amores y odios que despierta una nueva gestión siempre se inclinan, en los primeros meses, y con rigurosidad casi matemática, hacia el platillo del amor: así, hasta el mismísimo De la Rúa supo alcanzar en pocos meses de gobierno una imagen positiva cercana al 80%, que vista desde diciembre de 2001 parecería un guarismo sacado de un cuento de Ray Bradbury.

Pero agrupando los resultados de la encuesta de una manera habitual (sin considerar la opción "no sabe / no contesta" como válida), en imagen positiva (respuestas "muy buena" y "buena"), regular o neutra y negativa (respuestas "mala" y "muy mala"), quien obtiene una amplia ventaja sobre Zúccaro es el Dr. Ernesto van der Kooy, que así considerados los resultados, alcanza una imagen positiva del 67% contra 62% del intendente.

Y como contrapartida, van der Kooy padece de sólo un 18% de imagen negativa, contra un 22% de Zúccaro; este último porcentaje posiciona al intendente en el peor lugar.
Sin duda que la gran desventaja de van der Kooy es el alto grado de desconocimiento de su persona por parte de la población, al menos de acuerdo a las respuestas de los 200 pilarenses encuestados. Claro que esa desventaja es relativa porque —campaña mediante—, podría recibir un apoyo más que proporcional de quienes hoy "no saben / no contestan", con lo que tendría todo por ganar.

El Intendente Zúccaro, en cambio, está hoy en un lugar desde el que, cometiendo una suerte de "discriminación estadística", creo que comenzará a transitar un camino descendente. Claro que de ser así, estará en su autoelogiada capacidad de gestión el lograr que la "cuesta abajo" (y por el bien de todos nosotros), sea lo menos pronunciada posible.